Creación infantil
Sus dedos palpaban los duros pezones de los senos de la mujer. El rostro desolado de la víctima le producía un placer extremo, tenía su vida en su poder. La cogió en brazos y la tumbó en el suelo. Le cosió los labios para callarla, le grapó los parpados para cegarla, le cortó los nervios para inmovilizarla. La metió en el maletero y la llevó a la plaza. Al ser de noche no había ni un alma en la calle. La ató a un poste, y tras echar un último vistazo a su muñeca, llamó a la policía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario